Existen los coqueteos
que tan solo quedan en palabras. Coqueteos que jamás se concretan pues no hay
una real intención detrás. Son un aparente juego inocente. Pero ¿cuál es el propósito de coquetear así?
Es riesgoso tener un
jugueteo con reglas implícitas, porque
crea una ambigüedad entre lo que es real y lo que no. En un comienzo puedes
tener todo claro y mantenerlo a raya, pero ¿qué
pasa si va más allá? Entonces después de todo si habría algo escondido,
algo que esperaba que las insinuaciones se convirtieran en acciones.
Los coqueteos inofensivos son incompatibles por lógica, más aún
si se emplean con alguien que tuvo un significado especial en nuestras vidas.
Jugar con fuego siempre es peligroso. Si en verdad no existe intención ¿para qué crean un tono o ambiente de interés?
¿Si todo se queda en
palabras no debiese importar? Si fuera por eso
uno podría decir cualquier cosa, porque las palabras aguantan mucho. Sin
embargo las palabras crean realidad, no se les puede restar valor porque
también demuestran y por lo mismo se piensan…
Cuando tienes un compromiso
no puedes darte el lujo de mantener relaciones coquetas con quien no sea tu
pareja, no es correcto, aunque sepas
que no significan nada. Porque con mayor razón ¿para qué lo haces? ¿Acaso te gustaría que tu pareja hiciera lo mismo?
Además es por respeto y porque debes ser consiente que esas palabras dañarían a
quien quieres y no vale la pena por un juego de mentiras.