
A veces esa lupa está empañada y sientes solo una turbulencia de
emociones. Sientes una agresividad contra el mundo, te sientes alterado, harto,
impaciente. En general estas sensaciones solo esconden lo presionado,
preocupado y asustado que te encuentras y no
sabes cómo canalizarlas o controlarlas, causándote solo más malos momentos
de los que ya tienes. En este estado es difícil encontrar el encanto que
necesitas para hacer todo lo debes. Por lo que lo más pronto posible debes
darte el tiempo de hallar la tranquilidad
y ese equilibrio que perdiste.
Si tienes una mala disposición y te cubres de malas energías todo te
saldrá mal. Si necesitas gritar, patalear o llorar hazlo, solo así podrás a
volver a sentir normalmente. Es común sentirse agobiado pero no dejes que eso
te quite tus alegrías, vive cada emoción y no dejes que la negatividad te
envuelva sin dejarte ver la luz. Recuerda que la gravedad de las cosas depende
de cómo las enfrentes. Si lo deseas los problemas solo serán desafíos y los
obstáculos dejarán de ser impedimentos.
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