Los derechos humanos (DD.HH) son las facultades, libertades y reivindicaciones inherentes a cada persona por el solo hecho de su condición humana. Esto quiere decir que se trata de derechos inalienables (nadie, bajo ningún concepto, puede privar estos derechos a otro sujeto más allá del orden jurídico existente) e independientes de cualquier factor (raza, nacionalidad, religión, sexo, etc.)
También son irrevocables (no pueden abolirse), intransferibles (una persona no puede “ceder” estos derechos a otra) e irrenunciables (nadie puede renunciar a sus derechos básicos). Dadas estas características queda de manifiesto que los derechos más que una opción a quien todos pueden apelar, son una especie de obligaciones que deben ser siempre respetadas.
Según el artículo 3 de los derechos humanos, todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona. Pero hay una contradicción implícita en este artículo, ¿qué pasa si haciendo uso de la libertad y por propia voluntad se quiere renunciar a un derecho? ¿Y qué pasa si ese derecho es el de la vida? En una sociedad democrática ¿tenemos la libertad y el poder de decisión para terminar con nuestra vida?
¿Debiera existir un derecho a la muerte? ¿Fuera por eutanasia activa o por suicidio? ¿No es opción propia si se quiere vivir o no? En fin, aceptado o no por la constitución, ocurre de todos modos…
Quiero aclarar de antemano que no promuevo, ni aliento una medida tan drástica como el querer dejar de existir, tan solo creo que es una decisión válida. No comparto con quienes creen que sea una salida fácil. Creo simplemente que quien opta por este camino sin marcha atrás y de abandonar todo para siempre debe tener sus buenas razones, por eso mismo no lo juzgo.
Ojalá todos encontraran en la vida una forma de aliviar la angustia, el dolor, la pena…
1 comentario:
Es importante diferenciar la eutanasia del suicidio. Aunque son lo mismo, el contexto que rodea a cada uno es diferente, ya que ante un cáncer agresivo o un cáncer o enfermedad terminal se decide terminar con el sufrimiento de la persona, lo que generalmente significa adelantar la muerte para que la peor parte de la agonía no se viva.
Esto es, al contrario del suicidio, algo que debe ser considerado y debatido.
El suicidio, por otra parte, sea quien lo cometa el más cobarde o el más valiente, no se da en el contexto de una enfermedad que te matará de todas maneras, existiendo a menudo razones emocionales para suicidarse, este debe ser prevenido a toda costa.
Creo, sin embargo lo anterior, que la vida es de uno y que los derechos irrenunciables son tales para que, al igual que los feriados obligatorios, nadie te haga dejar tu derecho o renunciar a tu feriado. No se puede incentivar el suicidio, pero debe (y es) la opción que cada uno tiene.
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