Es fácil saber qué es un premio de consuelo, el concepto deja poco para la imaginación. Pero a veces ese premio no solo se refiere a un objeto, sino a personas…
Debe ser triste tener que conformarse con un amor de consuelo porque no se pudo alcanzar el verdadero amor, el que realmente se deseaba y se quería con uno. Pero debe ser igual de triste ser ese premio de consuelo, debe ser frustrante ser la segunda opción. Aunque muchas veces quienes lo son desconocen que lo son y no falta quien lo asume esperando escalar al primer lugar... pero ¿podrá ascender? o ¿siempre le hará sombra el amor con quien realmente se quería estar?
Nadie merece ser el premio de consuelo de nadie, no deberíamos estar con quien no reconoce nuestro valor y quien nos cambiaría sin dudar, por quien siempre ha sido la mejor y primera opción... Tampoco deberíamos darle ese lugar a nadie, porque lo estaríamos utilizando para no sentirnos solas mientras esperamos que nuestro amor vuelva, los estaríamos engañando, prometiendo e ilusionando un cariño que no le corresponde, porque mientras sea nuestra segunda opción nunca lo podremos querer verdaderamente, aunque queramos que así sea… sabemos que si él es nuestro premio de consuelo, es porque existe un premio mayor detrás de él, un premio que anhelábamos y seguimos anhelando…
La única forma de amar a la segunda opción es que se convierta en primera. Pero cuando ya está ocupado ese lugar lo mejor sería retirarse por amor propio y porque no hay nada más que hacer… además no se puede amar a quien no hace nada para evitarnos un momento de sufrimiento, como dice el cuento de la princesa que busca marido de Jorge Bucay.
No hay comentarios:
Publicar un comentario