Es natural que cuando sientes una
amenaza actúes a la defensiva. Sin embargo, a veces hay que entender que no hay
peligro, que no debes tener miedo
porque nadie quiere dañar lo que proteges, tan solo piden lo que tu ya tienes.
Es difícil ceder en cosas que no te
agradan, pero si uno quiere la felicidad de alguien debe ser empático y comprensivo con ella. Además debes confiar
en el criterio de tu pareja, que sabrá poner los límites correspondientes, y en
que tienen la misma prioridad, cuidar su relación, y no pretenderán hacer nada
para dañarla.
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