En
soledad puedes conocerte a ti misma,
desarrollarte, demostrarte de lo que eres capaz, puedes ampliar tus horizontes,
conocer más posibilidades, enriquecerte de más experiencias, tener más mundo,
probar más opciones. Sin embargo, en pareja
igualmente puedes crecer, solo que de una manera distinta. Siendo alentada
y apoyada en cada paso que das.

Pero
hay un problema que se da con tanta independencia
y autosuficiencia, te acostumbras a pensar solo en ti, en
satisfacer solo tus necesidades y a tener el control de todo, de tu rutina, de tus
horarios, de tus maneras o formas de hacer las cosas. Con esa visión de mundo,
es factible que termines viendo la idea de una pareja como un simple accesorio
que incomoda y limita más de lo que aporta, pues te olvidas de lo que es ceder
y amar. Difícilmente encontrarás a
alguien que te permita no ceder en nada y poder hacer siempre lo que tú quieras…
aunque los hay, pero dudo de qué tan feliz se puede llegar a ser con una
relación así, donde no hay un interés mutuo.
Todos
tienen distintas prioridades, y por eso mismo no puedes imponer tu forma de vida
a otros, pues todos tienen el derecho de elegir cómo viven y es válido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario