Es difícil superar una traición a
la confianza por varias razones. Primero por el impacto del suceso, es un shock
darte cuenta que ingenuamente ponías las manos al fuego por alguien que realmente
no conocías. Rápidamente esa suerte de asombro e incredulidad se convierte en desilusión,
porque jamás creíste que quien decía amarte fuera capaz de algo así, entonces
comienzan las dudas, nada era real y te empiezas a sentir tan vulnerable, tan
expuesta, tan pasada a llevar y tan estúpida por no haber desconfiado. Y aquí
es cuando la angustia se apodera de tu control…
Duele asumir que quien amas tuvo
interés en otra persona. Duele pensar que mientras estaba contigo estaba
también entusiasmado, dedicándose, coqueteando, disfrutando y compartiendo con
alguien más. Duele su falta de sinceridad y duele que te haya dañado de una
manera tan profunda…
El problema de un engaño es que duele
una vez al enterarte y vuelve a doler cada vez que recuerdas que le gustó y
pensó en otra persona mientras creías que eras la única… para qué mencionar cómo duele si es que tu
pareja pasó de una confusión a algún grado de intimidad. Superar algo así de
fuerte es todo un reto, pues aunque perdones, nada será como antes y debes
acostumbrarte a eso. Tratar de ser feliz a pesar de ese pasado… ¿se podrá?
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