
Puedes sanar tus heridas y seguir
adelante, consolidándote en tu relación con esas cicatrices que son testigos de
una mala anécdota. Sin embargo, por mucho que quieras ignorarlas ahí están y
cada vez que remuevas el pasado recordarás como si hubiese sido ayer… puedes pretender bajarles el perfil y prácticamente
olvidarlas en la cotidianeidad, pues para superar el dolor tienes que dejarlas
de lado, pero a veces no se puede…
Hay ciertos comentarios y
actitudes que siembran dudas, que activan tu señal de alerta y defensa, sobre
todo cuando hay antecedentes de una mala conducta. Es normal no quieres sufrir,
no deseas que otra vez todo pase ante tus ojos y no lo hayas visto venir, no
quieres que te vuelvan a engañar…
A veces es inevitable desconfiar,
sentirte insegura y tener miedo de revivir esa angustia que te abatió, pues no
podrías aguantar de nuevo ese dolor. Lamentablemente
al mismo tiempo que te quieres proteger, en un afán masoquista, te torturas
pensando que tal vez volvieron a mentir u omitir importantes detalles… es difícil superar desilusiones y no volverte
paranoica en el intento. Pero se puede, solo no debes darle demasiado espacio a
los pensamientos sin fundamento.
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