Cada familia es diferente, es un mundo aparte con sus heridas, alegrías, costumbres e historia… ahora sin duda me atrevería a decir que ninguna de ellas es perfecta, y no solo porque lo perfecto es subjetivo… sino porque claramente en la vida real no existe la familia ideal, que siempre está feliz y tiene armonía entre todos sus integrantes, siempre hay problemas, eso es lo normal. De hecho es imposible que en la convivencia de un grupo de personas que comparten por tanto tiempo, no haya desacuerdos, más aún cuando hay relaciones asimétricas de por medio y eso no significa que sea una mala familia.
Tampoco está en discusión que hay unas más disfuncionales que otras o menos “normales”. Sea como sean las familias, ellas nos determinan parte de nuestra identidad haciéndonos tener una visión de realidad. Eso no quiere decir que si uno tiene un mal ejemplo necesariamente lo repetirá porque es lo normal, ya que si hay un desarrollo intelectual de por medio se querrá tener algo distinto, o sea en ese caso se formará una identidad por medio de la diferenciación.
Cuando uno habla de una familia ajena hay que emitir los comentarios con mucha prudencia y cuidado, porque de afuera las cosas se ven distintas. En un principio nadie puede dimensionar la realidad de otro a menos que sea parecida a la propia, por eso a veces hay comentarios imprudentes o absurdos… que solo con el paso del tiempo logran adquirir un sentido, tras entender el funcionamiento de ese mundo.
La verdad es que nadie externo sabe bien como son las cosas, incluso para los mismos miembros que están sumergidos en esa familia pueden ser muy distintas, porque cada uno rescata lo que le parece más importante, exagera detalles y distorsiona la realidad. Por eso a veces en una familia hay tantas versiones de un hecho. Pero el problema no es que tengan diferentes puntos de vista, es que cobijen problemas sin hablarlos y aparenten estar bien. Eso mata relaciones… eso genera rencores y angustia…
No hay comentarios:
Publicar un comentario