En un contexto donde estamos envueltos en la rutina, respondiendo a las responsabilidades mecánicamente, olvidándonos y postergándonos, por culpa del tiempo que siempre parece estar justo. Es comprensible que olvidemos hacer un seguimiento a las amigas que no vemos día a día, damos por entendido que pueden sobrevivir solas en su mundo. Más aún si no se acercan a decirnos que nos necesitan o que tienen un problema. Esta situación genera miles de inconvenientes… porque se da para cuestionar la amistad, sintiéndose solas porque esperan un interés que no llega. Ahora muchas veces no llega por una falta de sentimiento, es porque la rutina nos consume y nos hace difícil poder manifestar constantemente interés y preocupación, pero tampoco es imposible…
Cuando la rutina las separa hay que aprender a llevar la distancia física sin dejarse estar, sabiendo cómo están y en qué andan, dejando en claro que pueden contar con uno, que tan solo tiene que decirnos que nos necesitan. Ahora este sentimiento de dejación no solo se da cuando la rutina las aleja, sino también cuando pareciera que solo la rutina las une…
Otro problema es que pareciera que a veces ya no hay paciencia para escuchar a la otra repetir una y otra vez el mismo problema… eso puede suceder porque a veces uno siente que carga con los problemas de ella, producto de lo mucho que nos importa su bienestar y nos duele ver que se equivoque siempre en lo mismo… Pero no hay que pretender hacerse cargo de problemas ajenos, no solo porque sea agotador al verse impedido de solucionar las cosas, ya que están fuera de nuestro alcance, si no porque nuestra misión como amigas es ayudarle a que ella los cargue de una mejor manera, pues solo ella es la protagonista de su historia.
En ocasiones falla el ser lo suficientemente empática con lo que le afecta a tu amiga. Pero hay que esforzarse y tratar de darle la importancia que ella le da a lo que le duele o lo que le alegra, una vez que se dimensiona ese sentimiento y se entiende un poco la situación que ella vive, se pueden dar consejos y un apoyo pertinente. La empatía es difícil cuando el lazo de amistad se da en personas tan diferentes, con unos intereses totalmente distintos. Sin embargo, igual se puede tratar de acercarse a la realidad de la otra, si no es por la misma experiencia, buscando cosas parecidas que nos hagan entender más a esa amiga que quiere nuestra comprensión para celebrar, comentar o llorar…
Otra cosa que se presta para sentimientos encontrados es la falta de comunicación “sincera”. Por eso hay que ser enfática en decir que se está mal cuando se está mal, decir que se necesita más apoyo o atención si es que así lo sienten, no debemos esperar a que se interesen, que adivinen entre palabras o descubran entre omisiones o mentiras lo que realmente sentimos…
Y finalmente hay que conversar los problemas antes que se acumulen, porque muchas veces hay mucho dolor de puros malos entendidos y solo arrastraremos la angustia sin tener ninguna respuesta mientras no resolvamos hablar el tema, hay que atreverse a conversar para tener un alivio y las respuestas o explicaciones que necesitamos…
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