La frialdad lastima. Cuando quien queremos y quien se supone que nos quiere se comporta distante con nosotros duele harto, más aún cuando se espera ansiosamente su cariño, su interés, su preocupación y su ternura. Pero cuando se recibe todo lo contrario es imposible no vernos afectados, porque no entendemos cómo alguien que es capaz de hacernos feliz puede al mismo tiempo causarnos tal angustia con su lejanía, que fácilmente se puede confundir con desinterés, causando dudas sobre la sinceridad de los sentimientos que se sostienen en la relación.
No es lógico alejarse de quien se quiere tener a tu lado, pero a veces miles de factores pueden hacer parecer que así es, haciendo creer que tal vez se cambió de opinión con respecto a quien quieres tener junto a ti. Pero cuidado, no siempre lo que se percibe es la realidad, a veces simplemente uno está más sensible y necesita una atención que no se está recibiendo pues la persona de la que se quiere dicha atención está ocupada, cansada, preocupada, triste, etc. Lo mejor en estas situaciones donde uno siente cierto rechazo o duda de lo que la otra persona siente, es hablar de esas inquietudes con ella, ya que es la única que tiene las respuestas.
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