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miércoles, 9 de febrero de 2011

Pilar Sordo :


“El libro responde a varias preguntas que hay entre las mujeres; produce un gran sentido en mí y en muchas, existiendo una RAZON y una VERDAD. “El confirmar que hombres y mujeres, somos distintos” Algunas diferencias importantes son:

Primera diferencia:

LA RETENCIÓN: Las mujeres tenemos una estupenda memoria emocional, los hombres a diferencia viven y olvidan. Estas dos características de alguna manera definen como una tarea a lo largo de la vida que es el FUNCIONAMIENTO FAMILIAR, que no solo es muy importante si no que conlleva muchas consecuencias, en base a la relación con los hijos y que tiene que ver, con que las mujeres debemos aprender a soltar en la vida, esa es nuestra gran pega; y los hombres tienen que aprender a retener. Cuando una mujer aprende
a soltar, aprende a dejar de hacer lo que hace mal. Ejemplo: “Cuando una mujer hace todo en la casa, se queja de todo lo que hace, pero no lo deja de hacer. Entonces los hombres preguntan:

¿y para que lo haces?

Y las mujeres contestamos:

... Si no lo hago yo, no lo hace nadie.

... Nadie lo va hacer mejor que yo.


Entonces nosotras las Mujeres quedamos atrapadas, cesantes sicológicamente. Una mujer retentiva, descalifica la ayuda cuando se realiza. Porque las mujeres necesitamos probar un principio psicológico que moviliza lo femenino. “La mujer necesita sentirse necesitada”. En cambio la conducta masculina, necesita sentirse ADMIRADA, por lo tanto lo que el hombre hace para poder avanzar es para mantener esta sensación de admiración, es por eso que para ellos es fácil SOLTAR y por lo tanto les cuesta mucho aprender a RETENER. ¿Cómo aprende a retener un Hombre?, ¿Cómo aprende a cuidar a su mujer todos los días, a sus hijos, a su trabajo...? Haciendo algo que tal vez parece sencillo para nosotras, pero que no es tan simple para ellos, “empezar a hablar dentro de su casa”. El hombre es bueno para hablar, pero fuera de ella; para retener debería hablar con sus hijos y expresar sus sentimientos dentro de su casa. Nosotras las Mujeres tenemos que vencer el tema de sentirnos necesarias.

Segunda diferencia:

Los Hombres funcionan en base a OBJETIVOS y las Mujeres en base a PROCESOS.

Ejemplo: Los Hombres disfrutan con la llegada a la casa y las Mujeres con los trayectos.

Tercera diferencia:

Las Mujeres somos AUDITIVAS Y SENSITIVAS, los Hombres son VISUALES.

Ejemplo: Los hombres ven lo que producen, en cambio las mujeres lo sentimos, ya que está determinado por nuestra estructura biológica, que es de donde surge la intuición femenina, esta nace de la dificultad que nosotros tenemos para manejarnos con lo concreto.


Cuarta diferencia:

Lo femenino externaliza la felicidad, en cambio lo masculino lo internaliza. Para que un hombre sea feliz depende de que se cumplan los objetivos que se proponga en la vida. Para que una mujer sea feliz depende de que la gente a la que quiere esté bien con ella.

Las variables emocionales que manejan nuestra felicidad son mucho más amplias y por lo tanto están a expensas de otras. Como mujeres, en nuestro mundo interno tenemos la sensación de que hay personas que tienen la responsabilidad de hacernos felices y no entendemos que el deber de ser feliz es un tema individual que no pasa necesariamente por otro. Esta característica externalizadora, nosotras de alguna manera la aprendimos a través de los cuentos. El motor siempre está afuera y eso determina como yo
me vinculo en las relaciones emocionales. Yo descubrí en la investigación que las mujeres tenemos una estructura de pensamientos adicional a los hombres, la cual llamé en lo masculino PENSAMIENTO REAL, y en lo femenino PENSAMIENTO MÁGICO, que es la expectativa que tenemos nosotras de cómo deberían ser las cosas. Ese pensamiento mágico gobierna nuestras relaciones emocionales, “Mientras más pensamiento mágico tienes, más infeliz eres”, es decir, la mujer está concentrada en lo que le falta y no en lo que tiene, por lo tanto, le cuesta ser feliz. Basados en estas características podemos definir que nuestros hijos están siendo educados por una mamá que se queja y un papá callado. “Esta es la estructura que gobierna la dinámica familiar, con cierta rutina, que dañan más aun el sistema”
http://www.odontopediatria.cl/Publicaciones/revista%20junio%2007.pdf Pág 5 y 6.

“Pedir lo que necesitamos.

Cuando hablamos del silencio de las mujeres, quedó en mi corazón un tema pendiente que tiene relación con lo anterior, y es de por qué a las mujeres nos cuesta decirles a nuestras parejas lo que necesitamos. Pedir por ejemplo: “Quiero que una vez al mes me regales alguna sorpresa”, o en vez de decir: “¡Qué lindo ese vestido!” , afirmar: “Me encantaría que me lo regalaras”, etcétera.


De acuerdo a mis investigaciones, la razón de dicha dificultad radica en que el pedirlo así lo encontramos “fome”, porque pensamos que “él me lo va a regalar, porque yo le dije, y no porque le NACIÓ”. Esa mala costumbre de las mujeres de pensar que al hombre se le tiene que “ocurrir” algo que ni siquiera a nosotras se nos ha ocurrido, y que tiene que saber lo que nosotros necesitamos o queremos, como si tuviera una bola de cristal. El amor real no está en la magia de que a él se le ocurra cómo sorprendernos, aunque lo puede hacer de vez en cuando. La verdadera muestra de amor está en que él, habiéndole pedido lo que necesito, se esfuerce y lo haga para hacerme feliz.


Es fundamental que las mujeres explicitemos nuestras necesidades y podamos decir concretamente lo que queremos, para darle la oportunidad al hombre de satisfacernos, sino ellos tienen la sensación de que nunca nos pueden hacer realmente felices; que siempre la “embarran” en algo, y que cuesta mucho vernos contentas, porque siempre hay un “sí, pero”.

La razón de esta forma de funcionar se debe a que las mujeres tenemos una estructura de pensamiento que yo llamé en la investigación de mi libro “Viva la diferencia”: pensamiento mágico. Que tiene que ver con las expectativas que nos hacemos las mujeres acerca de las cosas, y que nunca corresponden a la realidad y, por la tanto, al compararla con ella, con la realidad, ésta siempre pierde. Las mujeres mientras más pensamiento mágico tienen, menos felices son, y menos felices hacen a todos los que viven con ellas, porque estas mujeres siempre ven lo que les falta y no lo que tienen, y son ellas , las de pensamiento mágico gigante, las que nunca piden lo que necesitan. Suponen que como a ellas se les ocurren ciertas cosas para sorprender a sus parejas, ellos debieran actuar igual, y que si ellos las conocen, debieran saber lo que ellas necesitan.

Por lo tanto, las mujeres tenemos que entender que no podemos hacer real nuestra magia, pero debemos colocarle magia a la realidad que vivimos, y para eso es fundamental aprender a ser asertivas y pedir lo que necesitamos.

El amor está en los ACTOS y no en la capacidad del otro de ADIVINAR lo que necesitamos"
http://www.terra.cl/servicios/blog_columnistas/index.cfm?idblog=2&idpost=618&calendario=1

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