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lunes, 2 de mayo de 2011

Tropezar con la misma piedra


En general uno aprende de los errores, pero a veces equivocarse no sirve de nada, porque aún con mil caídas volvemos a lo mismo una y otra vez… lo raro es que somos capaces de darnos cuenta que vamos por un mal camino y no hacemos nada por retroceder, cambiar de dirección o enfrentarlo de otra manera, tan solo repetimos una conducta que no nos conduce a nada positivo.

Ser consciente de lo que nos hace mal y acercarse a ello, haciéndolo parecer como algo prácticamente inevitable, que se escapa de nuestro control, manifiesta que hay un problema. ¿Por qué preferimos tropezar nuevamente? Quizás porque cambiar implica determinación, requiere dejar atrás un pasado al que estamos acostumbrados, el que aunque no sea recomendable es conocido. Quizás porque no hay un control de sí mismo. Quizás por carencias afectivas que permiten que uno acepte lo que no debería. Quizás porque no se tiene la valentía para enfrentar las cosas de otro modo, no se sabe bien cómo hacerlo. Quizás porque el cambio implicaría más dolor que la caída. Quizás porque no se cuenta con la ayuda para mejorar y salir de ahí.

A veces uno necesita de alguien que te ayude. Sin embargo uno no puede ayudar a quien no quiere ser ayudado… porque para que alguien cambie, o sea modifique su conducta o su manera de pensar, tiene que estar convencido de que ese cambio es lo mejor para sí mismo, que es lo más saludable.

Es difícil vivir años de una forma y de pronto tener que pararse frente a la vida de una manera distinta. Por ejemplo, si siempre se ha optado por el camino “más fácil”, que sería no hacer nada más que lamentarse por los problemas. En un momento de lucidez te darás cuenta que eso no aporta ni ayuda en nada, al contrario te deja más triste y donde mismo, entonces tendrás que atreverte a cambiar. Pero la tendencia a reaccionar como antes te seguirá y te atrapará si no eres fuerte. Lo mismo pasa en el caso de una relación amorosa. Por ejemplo, cuando hay una relación de años y un engaño imperdonable, que significaría reencontrarse con la soledad que parecía desconocida, se puede optar por continuar como si nada… pero no por amor, si no por no querer atreverse a enfrentar la realidad de un modo distinto.

Es más cómodo y fácil repetir el camino, aunque se caiga mil veces, que cambiar…

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