Todos en algún momento logramos ver la realidad de nuestras vidas, logramos ver a la gente que nos rodea como realmente es, sin mascaras, sin mentiras, sin engaños, sin fantasías de por medio. A veces son tantas las ganas de creer en algo o alguien que uno se ciega a ver a lo que simplemente se percibe pero la realidad es otra… la mentira que creamos en nuestra mente y de la que queremos convencernos es sólo una maldita mentira que a la larga sólo nos hará daño. El cariño que les tengamos a ciertas personas no cambia el como actúan, es triste pero hay individuos con los que se debe tratar con cierto cuidado porque no son de confianza y se sabe que no contaremos con ellos cuando los necesitemos porque simplemente tienen otras prioridades en su vida, otra visión de las cosas.
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